En relación con las entregas de "La franquicia, una experiencia en la Red", este viernes se celebró una reunión con un formato de amiguetes que no sirvió absolutamente para nada más que confirmar que en este grupo existen empresarios y empresas, y negocios de barrio. Lamento tener que decir esto de forma tan rotunda pero una vez más mis teorías en cuanto al escaso bagaje empresarial que rodea a este grupo son tan ciertas como demostrables. Cuando tenemos un problema tan gordo como es la viabilidad de la franquicia (ya que el negocio sigue funcionando y dando dinero, menos pero dando ) y la recuperación de la confianza en lo que estamos haciendo para poder continuar en nuestra actividad y mantener al menos y alcanzar posteriormente un nivel de profesionalidad real que no hemos vivido más que algunos hasta el momento, y ya se han pasado 12 años, una parte, la mayoría planteaban problemas como la calidad en las inspecciones de cartuchos y las quejas de cómo se les estaba revisando. Para zanjar el tema de las revisiones, quiero decir que yo he sido la persona más crítica con el equipo humano del almacén central de la franquicia en muchas cuestiones, y como no podía ser de otro modo, también de las inspecciones, pero tengo que aclarar, viendo lo que veo y hablando con ellos, que si este equipo de trabajo rechaza un cartucho, el cartucho está bien rechazado y no hay discusión posible. Realizan un esfuerzo tan grande para mantener ese nivel de calidad que nos distingue del resto, que muchos de los franquiciados no se merecen.
Entiendo que el tema de calidad es crucial en nuestro negocio, pero parecen ajenos al problema real al que nos enfrentamos. ¿De qué sirve preocuparme ahora de la calidad y de cómo me inspeccionan si, con toda seguridad, no ponemos remedio a la recuperación de la franquicia (está hecha unos zorros), tenemos muchas posibilidades de quedarnos sin negocio?
Recuperar esa confianza pasa por reconducir nuestras actitudes, central y delegaciones, no por seguir jugando a ser empresarios sin saber y abriendo la persiana a las 9 para cerrar, con la bata azul puesta, a eso de las 8 de la tarde, cuando la gente ya no compra en los negocios del barrio.
No hemos hecho algunos 400 Km y otros 1.000, para perder el tiempo en tonterías. Cuando en una reunión no encuentras contenido, no ha servido para nada, absolutamente para nada. Algunos hablaban de los famosos tapones de plástico con los que una sencilla familia intenta salvar la vida de su hija. Bien, es una acción magnífica y espero que puedan lograrlo, yo también contribuyo con los que puedo pero, ¿qué tiene que ver esto con nuestro negocio y nuestro problema? Algunos fueron a pasar el día, a otros nos hicieron perder el tiempo.
domingo, 24 de junio de 2012
lunes, 18 de junio de 2012
La Franquicia, una experiencia en la Red.
10ª entrega. La Franquicia, una experiencia en la Red.
La evolución y el desarrollo.
Empezar de cero, y no saber cual será el resultado final
puede poner nervioso a cualquiera y hacer que cometas errores que al cabo del
tiempo puedes pagar. O por el contrario, puedes tener temple suficiente como
para controlar todas las situaciones y llevar el barco a buen puerto.
Evidentemente el comienzo, la evolución, el desarrollo y la
expansión de una empresa o negocio no depende en exclusiva de uno mismo, aunque
ya hemos hablado sobre el concepto de estado de ánimo, y hay que tener en
cuenta todos los agentes internos y externos que intervienen e influyen, sin duda, en la puesta en marcha de
una actividad empresarial, sea del tipo que sea y tenga el formato que quiera,
pues hay agentes que podemos controlar y otros que no. Influirán de forma
positiva o negativa, pero influirán sin duda. Los positivos no nos preocupan,
al contrario, nos ayudarán a consolidar todas y cada una de las etapas de
nuestro desarrollo y no serán molestos. Los negativos ralentizarán nuestros
planes y proyectos y algunos de ellos se presentarán en los momentos más
inesperados e inadecuados.
Y es aquí donde tenemos que ser capaces de reaccionar de
forma adecuada para contrarrestar estos agentes normalmente externos que pueden
poner en peligro nuestro negocio. También hay que decir que en bastantes
ocasiones, algunas cuestiones internas que se tornan en problemas, pueden ser
mucho más agresivas y mortales que lo que nos viene de fuera.
Gestionar en tiempos de bonanza es muy fácil; con mantener el
sistema es suficiente. Depende de cada uno los objetivos y metas propios para
evolucionar, desarrollarse y expandirse, o por el contrario mantenerse o
incluso encontrar la muerte empresarial. El verdadero gestor aparece en los
momentos más complicados, aquellos en los que el dinero no fluye, las ventas
son escasas, los gastos nos ahogan y la facturación no es la deseada, además de
otros problemas añadidos como los retrasos en los cobros, los impagos o incluso
las quiebras. En este escenario es cuando hay que “tener la sangre fría” y no
bloquearse. Un bloqueo personal no te ayuda a pensar y muy probablemente solo
seas capaz de ver el lado malo de la situación, nunca las ventajas y menos aún
la situación real de tu empresa. Es el momento de analizar todo ello y
reconocer la situación tal y como es, con lo bueno y con lo malo, hacer una
valoración en conjunto y decidir. Yo diría que lo más importante es estar
tranquilo y no ponerse nervioso. Además, si el problema tiene solución, ¿para
qué quieres preocuparte?, y si no la tiene, ¿por qué preocuparte también? En
definitiva ya sabes cómo estás y ninguna de las dos posiciones es negativa,
buscamos otra salida y problema resuelto.
Han sido varias las crisis de precios que hemos sufrido en
nuestra franquicia, la última la actual. Viene acompañada de una situación
económica en la que el mayor de todos los males es la disminución del consumo,
como resumen o reflejo de lo que está pasando, aderezado con otros ingredientes
que engordan la bolsa de males que tenemos encima.
Ya hemos comentado la importancia que tiene el que en un
grupo todos vayan en la misma dirección cuando se proponen llegar a conseguir
una meta o un objetivo. Esto fue exactamente lo que ocurrió en el comienzo de
la franquicia. El franquiciador estaba interesado en la implantación y
desarrollo de la misma, y el franquiciado interesado en que su aventura y su
negocio funcionasen. Existía un objetivo común, y era que el negocio funcionase
por el bien de todos. Los ingredientes añadidos eran la ilusión y el buen
ambiente que reinaba entre los primeros franquiciados adheridos a la franquicia
y los propios franquiciadores, realmente era una relación muy familiar.
Pero hasta en las mejores familias existen diferencias y
disputas. Cuando el dinero se ganaba de una manera relativamente fácil
(70% ó 75% de margen bruto con una
inversión mínima) todo el personal estaba contento y las ya, aunque pequeñas,
disputas iniciales se quedaban en una charla moral o entre amigos y todo
quedaba solucionado.
Por entonces, el royalti establecido, un 10% sobre facturación mensual, nos parecía
adecuado, habida cuenta de los ingresos que teníamos, pero a medida que pasó el
tiempo, este royalti se ha convertido en un lastre importante, sobre todo
porque se ha visto acompañado de una bajada de precios que no se corresponde
con la situación real del mercado. Dicho de otra manera, sí estamos dispuestos
a trabajar un 10% para nuestra franquicia, además lo tenemos por contrato y no
sirven excusas, pero no estamos dispuestos a trabajar más de ese 10%. Nuestra
idea es que debemos mantener nuestra empresa, no la de los demás.
A pesar de todo, puedo decir que las seis franquicias de
mayor peso en el grupo, Valladolid, Valencia, Zaragoza, Tarragona, Guipúzcoa y
Castilla la Mancha, han trabajado y aportado muchísimo más de ese 10% durante
todo este tiempo. En los últimos años, probablemente alguna se ha quedado atrás
en presencia y peso, pero han sido fieles al 100% en todos los sentidos, hasta
tal punto que una de ellas estuvo trabajando casi tres años, más para la
central que para su propia franquicia. Tuvo sus compensaciones, claro que sí,
las menos las económicas, pero también un coste elevado, demasiado elevado en
algunos aspectos.
La evolución de la franquicia de cartuchos vacios de
impresoras y faxes fue extraordinaria en los cinco primeros años; se
incorporaban los últimos nuevos componentes de las zonas que aún estaban por
asignar mientras el resto ya había crecido de forma exponencial y comenzaba a
consolidar, tiempo suficiente para ello, sus empresas.
Realmente, en los tres primeros años la evolución en número
de componentes había sido extraordinaria, solo quedaban tres o cuatro zonas
libres, de las 23 que se habían diseñado. La central había pasado de 5.000
cartuchos vacios/mes a unos 30.000 cartuchos / mes. Y así fuimos creciendo
hasta los 3.000.000 de unidades válidas anuales. Actualmente esta cantidad se
ha visto reducida en la misma medida que el consumo. Menor consumo a todos los
niveles, menores impresiones y menor cantidad de recogidas mensuales. Esto se
ha convertido en una ventaja, pues si la demanda de cartuchos vacios para su
reciclado también se ha visto reducida, la bajada en el número de unidades
almacenadas amortigua de algún modo el coste de almacenaje de aquellos
cartuchos que de otro modo no se venderían. El problema es que no llegamos a
pedidos de aquellos otros que si mantienen una demanda como en los buenos
tiempos.
Por tanto, crecimos en número de franquiciados, en número de
cartuchos, en número de problemas también (problemas de trabajo cotidiano como
errores en las entregas, retrasos en los cierres, problemas de calidad en las
inspecciones, etc…, nada que fuese importante o que afectase de forma grave a
la estructura de la franquicia), en facturación, en personal, en inversiones,…,
todo era fantástico a pesar de las crisis de precios sufridas en los años 2003
y 2004 que coincidieron con el comienzo del verano y que con el tiempo fue algo
normal, lo que ocurre es que nos pilló de nuevos y nos asustamos. Ni la Central
se lo esperaba. En septiembre/octubre se recuperaban los precios y todo se
normalizaba. Al final todo se convirtió en un ciclo anual totalmente esperado.
Este desarrollo tan impactante y vertiginoso no nos daba
tiempo a pensar en otra cosa que no fuese en crecer y crecer. Contratación de
personal (comerciales, almacén, rutas, administración…), compra de vehículos,
nuevas instalaciones y más amplias, más personal, programas de gestión más
adecuados a nuestras necesidades……., hasta que seis años después del comienzo,
en el año 2007, noviembre de 2007, nos pasa por encima el primer golpe de la
crisis económica que aún estamos sufriendo y del que aún no nos hemos repuesto
por completo. A partir de entonces hubo un antes y un después en el devenir de la
franquicia. Algunos nos dimos cuenta de que estábamos tan inmersos en la idea
de que si a la franquicia le iba bien, nos iba bien a nosotros que, no veíamos
más allá de nuestra Central. Cuando nos pusimos el “mono de trabajo” para
nuestra empresa nos dimos cuenta de todo lo que habíamos dejado de ganar, lo
que habíamos perdido y de la seguridad que podríamos haber obtenido para
nuestra empresa en tiempos como los que estamos viviendo. ¿estábamos
consolidados?, si. Pero, ¿ nos habíamos preparado para soportar una situación
límite?; ni siquiera habíamos pensado en ello. En cierto modo, a partir de ese
momento le dimos la espalda a la Central y a partir de ese momento es cuando
comenzaron las tensiones entre las dos partes; más allá de las normales del
trabajo y del quehacer diario. También, en cierta forma, comenzaron las
conspiraciones y aparecieron los primeros grupos disidentes no solo con la
Central sino también con el resto de aquellos franquiciados que habían hecho lo
mínimo por el grupo y por ellos mismos, y habían sido tratados igual que el
resto. Ser uno de los mejores franquiciados no daba ninguna ventaja. Como dice
un amigo franquiciado, “había café para todos”.
Al cabo de los años, todos estamos en una situación
comprometida, unos más y otros menos, a pesar de haber hecho más o menos por la
marca. Las únicas ventajas que se establecieron, una vez presentadas en varias
ocasiones quejas en este sentido, fueron unos “bonus” de calidad de la
mercancía que aún se mantienen y que contrarrestan en alguna medida el royalti
mensual del 10%. Que no es poco, pero para uno de los grupos que surgieron en
este descontento que se vino a denominar el G6 (podéis imaginar que franquicias
son) no ha sido suficiente.
Una de las evoluciones de más calado en la relación de
franquiciados fue el formato de reuniones. Las primeras se celebraban en una
sala en las instalaciones de la Central y no iban más allá de un resumen de
datos estadísticos comparativos entre franquicias, con el fin de picar a unos y
otros para que se recogiesen más cartuchos o se hiciesen nuevas inversiones en
la idea de crecimiento empresarial. Se comentaba cómo estaba el mercado y en
alguna ocasión se expusieron temas sobre el pago de un canon adicional para la
asistencia a ferias del sector. Ciertamente eran “aburridas hasta la médula”,
pero servían para mantener el contacto y conocernos un poco más en cada
ocasión. Fueron tres las reuniones celebradas en este estilo.
Llega el año 2004 y se convoca la reunión anual de
franquiciados. Todos esperábamos un modelo idéntico al de otras ocasiones pero,
esta vez había una pequeña diferencia a la que no dimos importancia, por
primera vez se celebraba en un hotel.
Cuando entramos para comenzar la reunión vimos a un personaje
bien vestido, seguro de sí mismo, con una capacidad de conexión personal
impresionante, y una educación sorprendente. Lo que se viene a llamar un tío
elegante. Comenzó la reunión y, después de la bienvenida y presentaciones
habituales, el moderador, uno de los dueños de la franquicia, pasó a presentar
al “desconocido”. El desconocido ha sido una de las personas más influyentes
tanto en el desarrollo de algunos aspectos de la franquicia en los tres años
posteriores, como en el enfoque del negocio, y personalmente en algunos de los
franquiciados, D. José Ballesteros de la Puerta. Este hombre merecería un
capítulo solo para él para contar los detalles de su quehacer en este grupo y
como he dicho, la influencia que tuvo en él durante tres años consecutivos. He
conocido a muchas personas, y no he visto a otra que transmitiese tanta energía
y seguridad como esta. Probablemente sea uno de los mejores en su trabajo, pero
solo puedo hablar de su trabajo, no de su vida personal como es lógico, pero sí
os puedo decir que controla a una prole de 7 hijos. Decidme si no hay que tener
energía y aguante en los tiempos que corren. Sí algunos dirán que en la
posguerra había familias con 12 ó 14 hijos, de acuerdo, también hay que
aguantarlo.
Desde el mismo instante que entró en acción, el formato
típico de reunión se perdió y pasamos a imbuirnos y a estar controlados por un
sistema de convención controlada en la que se hacía un símil con lo que
conocemos o hemos oído que viene de América (cómo no, siempre copiando)
coaching. Un formador/motivador para empresarios y trabajadores en el más
amplio sentido. Desde talleres de éxito, hasta talleres de superación personal,
con juegos y ejemplos participativos que nos sirven para entender los mensajes
que nos quiere transmitir el formador. Después de conocerle durante tres años,
puede ser que él mismo solo sea un producto para conseguir una fuente de
trabajo e ingresos, que él no sea de ese modo pero, no tengo ninguna duda de que
es uno de los mejores.
Durante los años 2004, 2005 y 2006 se mantuvo esta línea de
convención; en este último año, pasó algo que tenía que pasar, y se abandonó el
formato que tanto nos había divertido y con el que tanto habíamos aprendido,
porque a pesar de ser muy americano y de no calar tanto en la mentalidad
española, sacamos muchas conclusiones y muy buenas que aplicamos en nuestras
empresas.
Un negocio no se mantiene en el tiempo con una sola línea de
producto. O tienes un monopolio o no aguantas. Aprovechando el cambio de modelo
de reunión, y la emoción que supuso la representación de aquel primer acto del
2004, se anunció de forma oficial la distribución de consumibles originales
aprovechando la red tan amplia que habíamos llegado a establecer en el
territorio español. Nos pareció muy buena idea y nos pusimos manos a la obra.
Para entonces ya se había hecho algún intento en este sentido, pero no había
calado.
Se estableció un mayorista oficial y otros secundarios y
comenzamos a distribuir consumibles originales. Hasta aquí todo bien. Estábamos
tan metidos en el concepto de franquicia que no habíamos pensado en otras
cuestiones derivadas del acuerdo al que la Central había llegado con los
mayoristas y menos aún de por qué se nos había impuesto un mayorista oficial.
Al año siguiente se plantearon nuevos productos para
distribución, material de oficina, y también entramos al trapo. En este
instante algunos franquiciados comenzaron a desconfiar de un desarrollo que
probablemente no estaba planteado en el momento más adecuado para ellos pero sí
para la Central.
El año 2006 fue el definitivo para el desarrollo de una
distribución a todos los niveles en cuanto a material de oficina, informática y
componentes electrónicos. La central llegó a
acuerdos con algunas de las más importantes marcas y distribuidores
oficiales a nivel nacional y firmamos un compromiso de distribución de toda
esta mercancía. Todo ello en un ambiente de formato de convención dirigida y
aprovechando los últimos minutos de la misma en la que te ves abrumado por todo
y por todos y firmas sin pararte a pensar si realmente merece la pena o no. Lo
valoras rápidamente y firmas aunque no estés muy convencido porque piensas que
así no quedas mal y puedes echarte atrás en cualquier momento. Como decía “el
gallego” (franquiciado de Galicia, lógicamente), “firmas por no ser un cagao”
que, con su acento tenía una gracia extraordinaria.
Todo este intento de desarrollo aparente, que si lo pensamos
con detenimiento sí es un buen negocio, escondía, en mi opinión, lo que todas
las franquicias desean de sus franquiciados, ganar más dinero. La pega estaba
en que si con la cultura empresarial de la que se había nutrido la franquicia,
había gente lo suficientemente preparada como para poner en marcha todo este
maremágnum de marcas y productos.
El resultado fue nefasto para las previsiones que tenía la
Central y, como no pudo ser de otro modo, se acabó la convención tipo americano
y las inversiones en estas reuniones para sacar dinero de las franquicias. La
inversión para este evento en el año 2006 fue de 60.000 €. Una cantidad pequeña
en comparación con lo que se esperaba ingresar. Puede que esos 60.000 €
representasen la facturación de una de las mayores franquicias, durante el
primer año en estos nuevos negocios.
Mi padre decía: “de donde no hay, no se puede sacar”. Esta afirmación
podía aplicarse, en términos generales, al grupo de franquiciados que
participábamos de esta franquicia.
Había un error de base por parte de la Central. Además un
error que se ha venido repitiendo durante los 15 años de existencia. Era algo
tan simple como no decir y mostrar toda la verdad de lo que escondía cada uno
de los acuerdos o nuevos negocios que se pretendían poner en funcionamiento. Había
sido mucho más sencillo obtener un compromiso firme y duradero contando todos y
cada uno de los detalles de las operaciones, que tener que descubrirlos día a
día, y en la mayoría de las ocasiones con sorpresa. En todos los negocios,
todos tenemos que ganar dinero, ¿verdad?. Pero no es lo mismo ganar dinero
trabajando lo que se acuerda y se conoce, que descubrir al cabo del tiempo que
trabajas más de lo que has acordado e ingresas, proporcionalmente, menos de lo
que te habían dicho. Esto hace que aparezca la desconfianza y el rechazo inmediato
a toda progresión de una nueva tarea. Es más, a la continuación de esa tarea de
forma individual, como respuesta a una sensación de engaño.
Anécdotas como la siguiente, nos hacían parecer tontos, pues
si en algo teníamos fe, era en nuestros franquiciadores. Era impensable que
pudieran esconder determinadas cuestiones tan importantes para el grupo.
En una ocasión, hablando con uno de nuestros nuevos
mayoristas sobre los precios de compra por un pedido importante, después de un
tira y afloja se le escapa que “bueno, tampoco es para apretar tanto, porque ya
sabes que tenéis un descuento por rappel de compra de un 3%”. En ese mismo
instante se hizo un silencio y lo único que puede decir fue, “ señorita, usted
y yo no hemos tenido esta conversación”.
En realidad hemos sido bastante ingenuos en muchos aspectos,
pero vimos traicionada esa confianza que teníamos en la Central. ¿no había sido
mejor detallar todos los puntos del acuerdo y que todo el mundo fuera
consciente de lo que se manejaba?. Si yo acepto que del volumen de ventas, la
central recibe un 3% (por mi trabajo) quizá no hubiese firmado. Tampoco nos
habíamos planteado que se estuvieran haciendo este tipo de pactos, por eso lo
de la ingenuidad.
Posteriormente, en otra “envolvente” que pretendió hacer un “superdirectorcomercialdelafranquicia”,
el escenario ya no fue el mismo, y nuestra respuesta fue, evidentemente, muy
cauta. “oye, vamos a esperar a conocer el pastel, para saber lo grande o lo
pequeño que es, y después hablamos de porcentajes. Aún así, ellos ya tenían
diseñado el proyecto para sacar el máximo beneficio posible. Tampoco nadie nos
había preguntado. Resultado, aún no se ha puesto el negocio en marcha. El rechazo
ha sido total, aparte de que no era el mejor momento por la situación
económica.
El único nexo de unión para entender los fracasos reiterados
de puesta en marcha de nuevos negocios, es este error mencionado, que se repite
una y otra vez.
La pregunta ahora es si la franquicia había evolucionado y se
había desarrollado de forma adecuada. Sin duda si. Pero quiero aclarar que solo
la parte que la pertenecía en exclusiva, la que corresponde a cartuchos vacios
de impresión. En el resto de cuestiones, cada uno ha ido por su lado. Unos con
mayor éxito, otros aún no han comenzado y se mantienen, a duras penas, con el
negocio de los vacios, no nos explicamos cómo y otros no ha sido capaces de
mantener otros negocios que fuesen complementarios del principal.
La franquicia evolucionó porque alguien lo quiso, también se
desarrolló porque alguien se empeñó en ello, y esos fueron los franquiciadores
y los franquiciados que, sin darse ni cuenta actuaron como uno solo en algo tan
importante para ellos como era el negocio de cartuchos vacios, en el que sí
creían y aún continúan creyendo, pues si bien algunos no lo quieren reconocer,
es el que nos mantiene en los tiempos que corren.
Hasta en este negocio principal comienzan a surgir tensiones
entre Central y delegaciones. ¿será por el momento difícil que vivimos?, en
realidad no lo sé exactamente pero, de lo que sí estoy seguro es de que ha
llegado el momento de sentarnos y hablar, para reconducir una situación que se
nos puede ir de las manos. ¿está es negocio tocando a su fin?, por supuesto que
no, aún hay mercado para rato y campo que sembrar. Aún hay margen para cambiar
de arriba abajo el negocio y hacerlo, si cabe, más rentable, pero antes tenemos
que hacer algo que deberíamos haber planteado hace unos años, profesionalizar
la franquicia hasta el punto de dejar a algunos en el camino. Ya lo pidió el G6
la primera vez en el año 2006.
Ante la situación actual de tensiones y desinformación
tenemos que tomar una decisión, pero antes de nada debemos mirar el ombligo de
los demás, claro que sí, pero el primero que tenemos que escudriñar es el
nuestro, porque en la mayoría de las ocasiones, el origen de los problemas está
en nuestro ombligo.
martes, 12 de junio de 2012
El
formato de franquicia
¿Qué es una franquicia?
La franquicia se define como un sistema de colaboración entre dos
empresas jurídicamente independientes, vinculadas entre sí a través de un
contrato mediante el cual una de las partes, la empresa franquiciadora cede el
derecho a utilizar su marca comercial y su saber
hacer empresarial, a cambio de una determinada remuneración económica y por
un tiempo y territorio limitados.
La franquicia responde a la necesidad de una renovación constante de la
oferta de mercado, obligada por la imparable y creciente aparición de nuevos
competidores y la exigencia de ofrecer nuevas prestaciones.
La franquicia consigue un mayor acercamiento al consumidor a través de
una especialización bien entendida, es decir, centrada en un mejor conocimiento
del producto y sobre todo un mejor servicio y atención al consumidor.
Este formato empresarial ofrece también seguridad, al basarse en la
creación de una red de tiendas o delegaciones que sustenta todo un sistema de
distribución y que determina el apoyo de cada uno de los componentes de la red
con los otros, todo ello por simples razones lógicas al interesar a todos en
conseguir mayor fortaleza en el mercado.
La franquicia asegura unos mínimos de rentabilidad, la calidad del
producto franquiciado, su originalidad y los conocimientos que ya posee una de
las partes, el franquiciador, que ofrece la posibilidad a otras personas de
incorporarse a un negocio que les supone un menor riesgo comercial debido a la
citada experiencia que ofrece la cadena de tiendas en funcionamiento del
franquiciador.
Estadísticamente los negocios individuales cierran antes de un año de su
funcionamiento, en el 90% de los casos, mientras que los negocios de
franquicias lo hacen en un 10%.
Nuestra franquicia lleva 15 años en el mercado y aquellos franquiciados
que ya no están con nosotros cerraron no por cuestiones de rentabilidad si no
por incumplimiento de alguna de las condiciones firmadas en contrato o por
malas prácticas en cuestiones de calidad o similares.
De hecho, son zonas que han sido absorbidas por franquiciados limítrofes
y siguen siendo tan rentables como con los iniciales.
El vínculo de colaboración aparece por el simple interés del
franquiciador y del franquiciado de llegar a un acuerdo para ganar dinero. Es
un negocio, y los negocios se inician con esa idea. Es verdad que en una
decisión como esta intervienen más factores y otras cuestiones personales
inherentes a cada persona.
No en vano las empresas las hacen las personas y las destruyen las
personas. En una entrega anterior decía que el estado de ánimo del líder de un
grupo afecta a la marcha del grupo, referido siempre a la práctica empresarial
por el contexto en el que estamos, pero que incide de igual forma en todos los
aspectos de nuestras vidas.
¿Qué lleva a un franquiciador a embarcarse en una aventura de creación
de una marca y de expansión por uno, dos, tres o más territorios nacionales e
internacionales? Solo él lo sabe, pero podemos intuir algunas de las
inquietudes, necesidades, satisfacciones o ambiciones que puede tener.
Puede ser un empresario de los que llamamos de raza. Le gusta el mundo
de la empresa, crear puestos de trabajo, buscar metas cada vez mayores porque
lo que va teniendo en el día a día se le queda pequeño simplemente por
capacidad personal y profesional; puede ser también un empresario de raza con
un afán de protagonismo muy elevado y quiere demostrar a todo el mundo de lo
que es capaz o de que es el mejor de sus amigos, de su promoción.
En esta misma idea, puede querer demostrar a alguien que a pesar de lo
denostado que le tenían en su trabajo, él solito ha sido capaz de superar a sus
antiguos jefes.
También puede tener un componente de superación personal como he dicho
antes pero como un juego. Una vez conseguido, se cansa de ello y a por otra
cosa.
Entrando más en el aspecto financiero, el planteamiento de salir al
mercado como franquicia, una vez comenzado y estabilizado el negocio propio,
puede ser una necesidad de financiación o un intento de dejar de trabajar en un
negocio pequeño con ingresos suficientes para vivir y pasar a gestionar algo
más grande pero con otras preocupaciones que no sean el dinero o tu pequeño
negocio. Conviene recordar que el franquiciador cede su marca y saber hacer
(negocio probado y funcionando con éxito) a cambio de un canon de entrada y
normalmente también de un royalti mensual sobre facturación. Es decir, si yo
como franquiciado quiero explotar una marca en una zona o territorio
determinado tengo que pagar una cantidad que determina el franquiciador y que
no es negociable. Por lo general la división de zonas se hace en función del
tipo de negocio y los resultados que se esperan obtener del mismo por ambas
partes. Una tiene que quedar contenta con los ingresos que va a obtener del
franquiciado y otra por la asistencia y ayuda que va a recibir, pero también
por los ingresos esperados.
Estos pueden ser algunos ejemplos de por qué se inicia la expansión de
un negocio de franquicia.
Existe otro que todos tendremos en mente cuyo objetivo es simplemente
ingresar dinero a corto plazo en grandes cantidades por el cobro del canon de
franquicia y el “paquete del franquiciado”, para después abandonar
absolutamente todo y dejar en la calle a aquellos que confiaron en la
posibilidad de ganarse la vida de una forma digna. Esta es la típica estafa, de
la que algunas buenas personas no se han librado.
Hay una segunda etapa en el devenir de algunas franquicias muy
relacionada con la necesidad de financiación en un momento determinado por
parte del franquiciador. Una vez cubierto un territorio y estabilizado el
negocio de manera que su funcionamiento es por sí solo y apenas necesita la
intervención de nadie, el franquiciador piensa en nuevas actividades o en una
expansión en alguno de los aspectos de su empresa y para ello necesita dinero.
El negocio ha crecido y es necesario dar mayor servicio a las actuales empresas
que conforman el grupo de franquicia. Mayor almacén, oficinas más grandes por
incremento del personal, salas de formación, etc, etc,…
¿Cómo lo hace?. Muy simple, busca otro país para implantar el negocio de
franquicia. Eso supone nuevos franquiciados y nuevos ingresos por canon de
marca. A pesar del enorme esfuerzo a realizar para una nueva implantación en
otro país, el espaldarazo financiero que supone esta operación es
impresionante. Consigues liquidez inmediata en un corto plazo de tiempo.
Estamos hablando de un año o año y medio si todo va como se espera. Es lo que
yo llamo “financiación extrabancaria a coste cero”.
Por lo general, un negocio que ha tenido éxito en un país, por mucho que
las diferencias culturales, de idioma, mentalidad, etc, etc, puedan influir en
este aspecto al intentar entrar con la marca y el modelo de funcionamiento en
otro, siempre tiene éxito. Es necesario superar todas las trabas burocráticas y
de diferencias normativas, pero con un buen asesoramiento y un puntal clave
como puede ser un nativo contratado, el éxito está asegurado. Hay que trabajar
duro, por supuesto, pero el final es satisfactorio.
Pero ¿qué tiene el formato de franquicia, o qué debe de tener si
queremos que funcione de forma adecuada y ambas partes estén cómodas y
satisfechas?
En mi opinión existe una cuestión clave que destaca entre el resto y es,
que todos remen en la misma dirección. Esta máxima sirve para aplicar en todos
los trabajos y tareas en las que interviene más de una persona. Dicho de otra
manera, que todos busquen el mismo objetivo principal y que esa línea de
actuación no se vea quebrada en ningún momento o influenciada por cuestiones
externas. Cualquier ataque a esta línea de trabajo debe de ser contrarrestado
de forma inmediata, categórica y en conjunto, de lo contrario, una pequeña
debilidad puede abrir una “vía de agua” que será muy difícil de cerrar.
El formato de franquicia, de inicio, tiene ese principio, pues como ya
hemos dicho mantiene un modelo cuya base de funcionamiento es invariable,
aunque pueda admitir algunas modificaciones o añadidos en aspectos de
funcionamiento y relación entre las partes a medida que ésta, la franquicia, va
creciendo y evolucionando. Todos los componentes del grupo actúan y trabajan al
amparo de ese modelo, que precisamente es la gran ventaja de tiene.
Esa es precisamente la situación inicial, la de todos tirando del carro
en la misma dirección y con el mismo objetivo. El franquiciador está centrado
en el desarrollo de su modelo y no piensa en otra cosa que no sea precisamente
eso. El franquiciado está inmerso en el comienzo de su negocio y su interés es
sacarlo adelante y que funcione; no está dispuesto a perder la inversión que ha
realizado. La interacción es absoluta y la ayuda mutua recíproca se manifiesta
en todos los ámbitos del trabajo diario. El esfuerzo que se realiza es
impresionante. Ya quisieran muchas empresas tener y mantener en el tiempo esta
situación inicial que estamos describiendo. Además las relaciones de grupo son
las que todos desearíamos en todo momento en nuestra vida laboral y personal.
Estamos ante el grupo ideal de trabajo.
Con el tiempo esta situación va cambiando y empiezan a aparecer los que
preguntan, los desconfiados, los listillos, los disidentes, los que nunca
hablan pero ahí están, los lentos, los atrevidos, los que forman grupos, etc,
etc,…, pero esto lo contaremos en otro apartado.
sábado, 9 de junio de 2012
La Franquicia, una experiencia en la red. 8º entrega.
La Logística
¿Cómo organizar una zona
tan extensa en superficie y con un potencial de proveedores enorme?
Cuando aún no existe una
gran cantidad de puntos de recogida puedes improvisar; aunque los viajes o
rutas no sean tan rentables. Y eso es exactamente lo que hacíamos los lunes a
primera hora. Cierto es que la mayor parte del tiempo lo empleábamos en trabajo
comercial a través del teléfono, bien para concertar citas o bien para conseguir
directamente un nuevo proveedor. En esa primera hora analizábamos las posibles
visitas de la semana para recoger la mercancía a cada uno de ellos. Con el
tiempo y el incremento exponencial de los puntos de recogida nos vimos
desbordados y tuvimos que idear un sistema simple pero efectivo para controlar
y ordenar nuestro trabajo. No podíamos dejar a la improvisación el devenir de
nuestra empresa. Además, para entonces habíamos contratado a nuestro primer
empleado.
Hay que tener en cuenta
que teníamos que compaginar trabajo de almacén, trabajo comercial, trabajo
administrativo y viajes. ¿Cómo hacían todo ello solamente dos personas?, pues
igual que lo hacían otros. Horas y horas de trabajo. Si la jornada comenzaba a
las 8 de la mañana, terminaba a las 8 ó 9 de la noche. Tengo que decir que el día
se pasaba volando. Era extraordinario, no teníamos un horario determinado o
fijo, éramos libres en ese sentido, pero hacíamos tantas horas que nos parecían
pocas para nuestro negocio. Supongo que es condición de emprendedor, y sobre
todo lo que ya he apuntado con anterioridad, la ilusión de ser tu propio jefe.
Aunque no lo hacíamos
nunca, porque no había tiempo, siempre teníamos en mente que en cualquier
momento podíamos decir que ese día no trabajábamos y no pasaba nada. No
teníamos que rendir cuentas a nadie, solo a nosotros mismos. Después de casi 12
años, creo que esto no lo he podido hacer más que en tres ocasiones. Una que me
fui de pesca, otra cuando se casó mi socio, y otra que estuve enfermo. Realmente
solo una de ellas cumple la condición de voluntariedad.
Yo soy como Curro Romero,
el maestro de Camas, tengo muchos días malos. Por fortuna alguno hay bueno y se
me ocurren soluciones tan sencillas y tan efectivas como las que podría tener
un niño. Mi madre siempre ha dicho que si quieres llegar a final de mes, tienes
que mirar dos cosas, el calendario y el dinero del que puedes disponer.
El calendario es uno de
los pocos elementos invariables en el tiempo. Los meses tienen 28, 29, 30 ó 31
días, y esto se viene repitiendo desde que se le ocurrió a alguien. Las semanas
laborales, 5 días (al menos para nosotros. Aunque últimamente comienzan a tener
6, y en ocasiones 7).
Bien, ya tenemos algo
ordenado. Ahora solo faltaba encajar nuestras labores diarias en este esquema.
Si teníamos ocho rutas principales
y tres secundarias, había que analizar cada una de ellas y a cada uno de los
proveedores para conocer las necesidades que tenían en la prestación de nuestro
servicio.
El sistema empleado hasta
ese momento era la llamada telefónica para preguntar si necesitaban que
pasásemos a recoger. En ocasiones nos juntábamos con tres buenas recogidas y el
resto de relleno para rentabilizar el viaje, pero siempre nos costaba completar
la mayoría de las rutas. Recogíamos contenedores donde solamente había 3 ó 4
cartuchos vacíos. Teníamos que conseguir implantar en nuestros proveedores el
hábito de la visita periódica en función de sus necesidades para, ayudados de
esta estrategia, ordenar nuestras rutas en el tiempo y hacerlas rentables, al
tiempo que cuadrábamos todo el sistema de trabajo que teníamos en la empresa.
Y de este modo completamos
un calendario de rutas que, si bien al principio hubo que retocar, con el
tiempo ha sido una de las mejores soluciones a todos los niveles. Todo está
controlado, de forma que cualquier persona de la empresa sabe en todo momento
lo que tiene que hacer. El personal de administración conoce cuándo tiene que
preparar la ruta y entregarla a los conductores, los conductores saben qué días
están de viaje y qué días en el almacén, de este modo tienen organizada su vida
laboral y su vida privada. Yo participo en todas y cada una de las tareas
diarias, por tanto también sé dónde está cada uno de los trabajadores de la
empresa y lo que hacen en todo momento.
La planificación de rutas
se hace a seis meses vista. Esta solución nos ayuda con el proveedor que llama
preguntando cuándo es la próxima visita. Si tiene lleno el contenedor, nos
avisa, y si aún tienen que pasar demasiados días hasta ese momento, intentamos
incluirlo en alguna otra ruta vinculada o paralela para darle servicio. Una vez
que vas a hacer 300 Km, en un día, te da igual hacer 350, porque sabes que esos
50 de más te otorgan una mayor rentabilidad en ese viaje que en otro exclusivo
para ese proveedor.
Con los años, porque esto
no es labor de un mes ni dos, conseguimos afianzar ese hábito en la
periodicidad de las visitas y que la costumbre del servicio cada cierto tiempo
calase en nuestros proveedores, de forma que conseguimos también cambiar la
mentalidad del dinero a cambio de cartuchos por la gestión de residuos a cambio
de “que me quites esto de aquí”.
Si lo pensamos con calma,
nos damos cuenta que un distribuidor de material informático o una empresa, en
gestión de residuos tienen objetivos muy parecidos. El distribuidor da un
servicio a su cliente (particulares o empresas) que no sabe qué hacer con un
cartucho vacío pero si tiene la conciencia de que tiene que reciclar y lo
entrega en la tienda. La empresa necesita que un gestor le retire ese residuo
porque tiene que mantener los criterios de calidad impuestos por la normativa
aplicada y exigida por los auditores de certificaciones ISO.
Después aparecemos nosotros,
que para ellos somos no solo el último eslabón en su cadena, sino la solución a
este problema.
Esta situación nos da una
ventaja añadida en cuanto a una mayor rentabilidad para el negocio. Básicamente
nuestro margen se fundamenta en la diferencia entre el precio que pagamos por
un cartucho (a veces no se paga nada) y el precio al que vendemos (margen
bruto). Supongamos un 40% de margen bruto positivo. La aparición de esa
necesidad de gestión de residuos, y en particular los de impresoras, faxes y
fotocopiadoras, nos ha permitido introducir un “ingreso recurrente” (expresión
tan de moda) que amplia ese margen en una actividad que puede dar muchos más
ingresos de este tipo. En estos momentos tenemos varios clientes a los que
cobramos por la gestión de este residuo. Como habréis deducido, nuestro margen
en aquellas operaciones en las que recogemos cartuchos, cobramos por kilo
gestionado más coste de transporte, aquello del 40% pasa a incrementarse de una
forma brutal. Obtenemos beneficio por la gestión y por la venta de los cartuchos
que son válidos para ello (recuerdo que no todos los modelos de cartuchos vacíos son válidos para poner otra vez en el mercado).
¿Cómo se organiza o
prepara una ruta?
Comenzamos llamando unos
dos o tres días antes de la fecha prevista. Luego nos dimos cuenta que aquello
agobiaba un poco a nuestros proveedores y decidimos hacerlo con una semana de
antelación. Así, si surgía algún contratiempo, siempre había tiempo suficiente
para avisar.
Como cada una de las rutas
está estructurada y localizada por provincias, distritos postales y zonas
geográficas, solo tenemos que imprimir el listado que corresponde a esa ruta y
una vez marcados los de recogida segura, se llama al resto para completar.
Pero llamar al resto no se
hace al azar. Cada proveedor tiene calculados los días que han transcurrido
desde que se le visitó la última vez y la frecuencia necesaria de paso. Por
ejemplo, un proveedor con una frecuencia de 30 días se marca sin más. Si la
frecuencia es de 60 se marca cada dos meses en la ruta y así se hace con todos.
Hay veces en que nos llaman sin haber transcurrido el tiempo establecido. No
hay problema, lo incluimos en la ruta del mes y se recoge. En ocasiones es al
revés, tenemos que retrasar un tiempo la visita a alguno de ellos.
Conociendo como conocemos
a todos y cada uno de ellos tenemos perfectamente controlado cuando tenemos que
llamar y cuando tenemos que marcarlo sin más. Muy pocas veces erramos en el
cálculo de los cartuchos que nos vamos a encontrar en el contenedor.
En una mañana somos
capaces de visitar una media de 25 puntos de recogida ( a veces más ) y de ser
tan ágiles en el servicio que prestamos que sobre las tres o las cuatro de la
tarde hemos llegado a nuestro almacén, descargado, colocado los contenedores
para inspeccionar al día siguiente y habernos ido a casa. Creo que las 4 ó las 5
de la tarde es una muy buena hora para tener la tarde libre después de hacer la
jornada de trabajo.
Hay rutas cómodas y otras
muy pesadas. La peor con diferencia es la de Valladolid. ¡¡ ojo !!, y en esta
no tenemos que hacer kilómetros. Pero es la ciudad donde peor se conduce y peor
se aparca, comparada con el resto de capitales de Castilla y León.
Creo que estamos de
acuerdo en que la mejor de todas es Salamanca, a pesar de la difícil circulación
por el casco histórico, que es mucho casco histórico, pero el tráfico está
ordenado de forma extraordinaria, además del ambiente que se respira por sus
calles.
La más bonita, la de Guijuelo
y Béjar a Ciudad Rodrigo (también en la provincia de Salamanca). Una vez
recogidos los dos primeros municipios, tienes que atravesar toda la Sierra de Francia
(fantástica Sierra de Francia) y a pesar de la carretera, que se las trae,
tiene unos paisajes impresionantes.
Las más largas en
kilómetros son, Santander y Villablino, pero también tienen la ventaja de un
viaje relajado, 600 y 700 Km, pero maravillosos.
Y de este modo, aplicando
la lógica más simple, arreglamos la logística.
domingo, 3 de junio de 2012
La franquicia, una experiencia en la red. 7ª entrega
La parte comercial. La Formación.
El curso de formación, como ya
hemos dicho, tenía una parte comercial, tediosa, pero interesante. Al fin y al
cabo eran nociones que nunca habíamos visto o usado de primera mano. Tenía una
pega, y es que se hacía después de comer. Hasta el profesor se dormía.
En esos tiempos el almacén en que
comenzó esta franquicia tenía unos 250 m2 y dos alturas, una superficie válida
para el volumen que entonces se movía. Como central, rotaban 5.000 unidades /
mes, y a nosotros nos parecía un mundo. Cinco años después nosotros movíamos
entre 10.000 y 12.000 cartuchos al mes. En el año 2007 llegamos a un récord
impensable, 23.000 unidades, Ya habíamos rondado los 15.000 y llegado
posteriormente a 18.000. Actualmente entregamos unos 6.000 / 7.000 unidades. Bien
es cierto que el recorte actual en la demanda de este tipo de mercancía se ha
reducido solo a necesidades y no a posibles, es decir, que nuestra capacidad de
recogida es la misma, pero la demanda no. Lo que antes se compraba para guardar
en stock ante posibles futuras y previsibles demandas, ahora lo guardamos
nosotros hasta que a la Central le hacen pedidos y ésta ha sido capaz de vender
su stock, de lo contrario, los que no rotamos mercancía como consecuencia de
ello somos los franquiciados. Tal es así, que el stock actual en mi almacén es
de, en números redondos, 34.000 cartuchos.
Todo el curso de formación, tanto
técnica como comercial y de conocimiento de nuestro negocio, que aún ignorábamos
franquiciadores y franquiciados, al menos no habíamos previsto hasta donde
seríamos capaces de llegar, sirvió para sentar las bases, sólidas bases, para
una etapa de relación profesional y personal que tampoco habíamos calculado. He
dicho anteriormente que en esta franquicia cada paso a dar en nuestro día a
día, estaba pensado, en el aspecto práctico, por supuesto, pero solo hasta
donde se conocía. Como no podía ser de otra forma, en el aspecto comercial
también, hasta el punto de que existía un manual de conducta comercial que
sirvió como guía para dar los primeros pasos. Al cabo de los meses y los años,
aquel manual se quedó obsoleto, como muchas otras pautas establecidas para
comenzar a rodar. Después de todos estos años, recuerdo aquella formación como
algo entrañable y con nostalgia, en ocasiones demasiada. La pretensión del
desarrollo posterior del área comercial de la franquicia fue brutal, aunque no
llegase a nada. Nuestro potencial en cuanto a posibilidades de mercado y
cobertura del mismo era inmensa, lo que no era tan inmenso, como se demostró posteriormente
fue la “cultura empresarial” de la que habíamos partido y como se reconoció en
más de una ocasión por los propios franquiciadores. Creo que ninguno de
nosotros sabíamos a qué nos enfrentábamos, y que la verdadera escuela aún no
había llegado. Determinamos las pautas de conducta, comunicación, envíos,
revisiones, clasificación, materiales, facturación, pagos, captación de
proveedores, documentación a usar, cuentas de correo, vías para solución de
problemas, grandes cuentas, etc, etc…
En los primeros pasos fue importante
la asistencia a una de las ferias más importantes, durante esos años, de informática
a nivel europeo, el SIMO. Y digo en esos años porque con el tiempo se ha
quedado en nada. Esto sucedió en noviembre de 2001.
Además de las grandes marcas como
Hp, Canon, IBM, Lexmark, Samsung, Acer, Toshiba, y otras relacionadas con el
mundo tecnológico, asistía todo un ejército de pequeñas empresas muy
relacionadas con el sector informático, incluidos los gestores ( entonces
intermediarios ) de cartuchos vacíos de impresoras. Realmente fue nuestro
primer encuentro profesional con aquellos grandes proveedores de volumen que
pretendíamos. Hicimos buenos contactos, y conseguimos un buen negocio para
comenzar y creer más en algo que en un principio nos pareció tan etéreo, que
solo contábamos con nuestra fe y la esperanza de llegar a ser algo con nuestra
empresa.
Un encuentro a pie de calle en un
escenario tan empresarial y profesional como el SIMO, consiguió que pusiéramos
los pies más en la tierra y nos diéramos cuenta realmente de las posibilidades
de este negocio. Hasta entonces habíamos contactado con pequeñas empresas y
pequeños distribuidores que si bien eran importantes (valen más muchos pequeños
que pocos grandes) aún no nos habían transmitido esa idea sobre la capacidad
que podíamos llegar a tener en la recolección de una mercancía o residuo que
hasta entonces, la mayoría tiraba a la papelera.
Habíamos pasado de ir a buscar
proveedores a que estos viniesen a buscarnos para vender toda su producción
mensual.
En ese momento, y con los
contactos y los contratos conseguidos, dimos nuestro primer golpe de mano
importante para el desarrollo de nuestro negocio. No en vano pasamos de los 500
cartuchos/mes, a los 1.500. Habíamos triplicado nuestra facturación.
A partir de ese instante
entendimos, más que el negocio, las posibilidades que teníamos no solo como
franquicia con una zona que explotar (llegaríamos luego a tres), sino como
grupo empresarial en el territorio español. Alguno ya tenía en mente la
expansión a otros países, pero esto tenía que hacerse con mucho cuidado. La mentalidad
española no es la del resto de los países europeos.
La semana que pasamos en Madrid
en el curso de formación se hizo muy amena. Cierto es que dormíamos en un hotel
que se amoldaba a nuestra capacidad monetaria. Era un hotel de la cadena Accor
Hoteles, concretamente Fórmula 1. Un hotel completamente impersonal y
semiautomático. Hasta el punto de que un día me quedé casi desnudo después de
ducharme, con la toalla puesta e intentando abrir la puerta de mi habitación
con la tarjeta que me habían dado, y que no funcionaba. Al menos diez minutos.
Por lo demás, las duchas y los WC que eran cabinas de un material plástico se autolimpiaban. Cerrabas la puerta y automáticamente
comenzaba el proceso. Muy higiénico pero como se hacía con agua caliente, te
morías de calor una vez dentro. A comer nos invitaban, era parte del proceso de
formación. El último día, antes de volver a nuestra zona, los franquiciadores
nos llevaron a cenar a un estupendo restaurante de Madrid, para a continuación
ir de copar a Serrano 42. Un ambientazo que nunca había visto hasta entonces.
Quizá pillamos el mejor día, no lo se; pero nos dieron las tantas y al día
siguiente tras recoger el primer “paquete del franquiciado” que consistía en
material de embalaje, maquinaria ligera y documentos membretados con el
logotipo de la franquicia, nos despedimos y pusimos rumbo a la aventura más profesional,
al menos para mí, y personal que había vivido nunca.
viernes, 1 de junio de 2012
¿Hasta cuando vamos a aguantar?
Siempre pagan los mismos.
La prima de riesgo, que mide la diferencia entre la rentabilidad del bono
alemán a diez años y el equivalente nacional, sigue por encima de los 500
puntos. Ahora mismo roza los 550.
Cuando se dispara, crece la desconfianza en la economía española, se pagan
más intereses por la deuda y los inversores no se arriesgan tanto en Bolsa.
Esto repercute en los consumidores de varias formas.
Desconfianza hacia nuestro país.
El plan de rescate de Bankia, que según su expresidente dejará al
grupo en una situación financiera "magnífica", ha hecho tambalear esa
confianza en la banca de nuestro país. El gobierno de Mariano niega que vayamos
a recibir ayuda del BCE dice que el dinero para hacer frente a los 19.000 millones de euros saldrá de la deuda
pública.
Por su parte, el ministro de economía, Luis de Guindos, echa la culpa "a la incertidumbre sobre el resultado de las elecciones en Grecia" la escalada de la prima de riesgo, que está provocando dudas sobre la posibilidad de que España pueda asumir sus compromisos financieros. Si la prima sube, el Tesoro debe financiarse más caro y tiene que pagar mayores intereses por su deuda.
En dos años hemos pasado de pagar los bonos a 10 años al 3,5% a hacerlo por encima del 6%. Mientras, Alemania está colocando sus bonos a diez años -que han caído bastante en los últimos días- en el 1,33%. ¿cómo arregla esto el Gobierno de turno? Subiendo los impuestos. ¿quién paga los impuestos?, los españoles.
Me temo que la subida del IVA está próxima,..., muy próxima.
Disminución en el consumo
Ante una subida de impuestos, la consecuencia más inmediata es la
disminución en el consumo, y su influencia evidente en las tasas de paro que,
en este momento está entorno al 24%. Caerá también la producción y por tanto el
PIB
Salarios más bajos.
Tanto en el sector privado como en el público, en el recorte de gastos se
lleva la peor parte el epígrafe de salarios. Es el coste más significativo y en
el que más se nota la disminución en la partida de gastos, para equilibrar más
inmediatamente la disminución de ingresos.
Créditos más caros.
Ahora es más difícil que los bancos, concedan créditos o hipotecas a
particulares o a empresas. La liquidez que tienen la emplean en recapitalizarse
y cumplir así con las exigencias establecidas para su salvación. No en vano
llevan dos acciones de provisionamiento con el fin de cubrir sus activos problemáticos, que no
son otros que los inmobiliarios.
En hipotecas, los diferenciales medios que aplican las entidades ahora son del 2% más euríbor, lo que deja el tipo de interés final en torno al 3,4%. En créditos al consumo, es difícil encontrar alguno con tipos inferiores al 10%. Los bancos, siempre y cuando concedan un crédito, siguen ganando dinero.
¿Por qué no fluye el crédito?, muy sencillo, no hay suficientes avales y
confianza en la devolución de los préstamos que se solicitan, por tanto, no se
conceden.
La bolsa por los suelos
La bolsa sufre lo indecible al crecer
la desconfianza de los inversores hacia las inversiones de riesgo y
prefieren vender sus títulos y buscar activos más seguros, como monetarios o
depósitos a plazo de bancos solventes.
El mayor lastre en las últimas semanas ha sido Bankia. Además, una prima de riesgo tan alta frena los planes de expansión de las empresas, debido al mayor coste de financiación, lo que puede tener un impacto directo sobre sus beneficios futuros y sobre sus dividendos.
La zona euro con una moneda menos
fuerte
El euro, dada la situación es considerado un activo de riesgo, teniendo en
cuenta sobre todo las dificultades de Grecia, Portugal y España. Así que los
inversores apuestan por otras monedas o divisas como el dólar, el franco suizo,
el dólar canadiense, el dólar australiano, la libra esterlina y el yen. Activos
refugio que conllevan la salida de dinero del país en cuestión. Desde enero
hasta hoy, han salido de España 100.000 millones de euros. El cambio dólar-euro
está en estos momentos sobre el 1,23.
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