LA EXPANSION
Cuando una franquicia busca
expandirse lo puede hacer por varios motivos y de varias formas. El más
socorrido es la búsqueda de financiación para el desarrollo de nuevos conceptos
o negocios dentro de la propia franquicia; crecimiento al fin y al cabo.
El más general es la búsqueda de
dinero rápido para hacer lo que se me ocurra
o simplemente para ganar más “pasta” y vivir mejor, que al fin y al cabo
es lo que todos deseamos.
Duele bastante tener que pedir
dinero a un banco para disponer de liquidez suficiente y afrontar nuevos retos,
por tanto, y a pesar del enorme esfuerzo que supone la expansión de un negocio,
y más de una franquicia en un país extraño, merece la pena realizar la
inversión suficiente en recursos para obtener un rendimiento mucho mayor que
con una financiación pura y dura que tiene un coste implícito. Cierto es que
los resultados pueden repartirse en una primera etapa de bastantes ingresos con
un parón posterior hasta que funciona el nuevo territorio, pero esos ingresos
vuelven de forma gradual y ordenada al cabo de unos meses y son perdurables en
el tiempo. Y en nuestro caso, la expansión comenzó en el año 2005, noviembre de
2005, y aún continúa dando resultados 7 años después.
El objetivo, Francia. Ya habíamos
expandido por Portugal un concepto de negocio que funcionó y sirvió como
plataforma experimental para afrontar otro país vecino. Así lo entiendo yo
después de todo este tiempo y después de todas las experiencias, resultados y
análisis personal.
Pero las dificultades
prácticamente nulas en Portugal, se multiplicaban con un país que tiene una
legislación muy diferente a la española y portuguesa, y cuyas trabas
administrativas podían prolongar muchísimo cada movimiento. Por ello, la mejor
solución que pudieron encontrar los franquiciadores fue la contratación de un
nativo que hablase español y que tuviese formación suficiente, cualidades
comerciales sólidas y gran capacidad de trabajo.
¡ Vaya si acertaron !. El galo
contratado, Olivier, fue uno de los mejores fichajes que ha pasado por nuestro
grupo de franquicias y que he podido conocer en estos años. Transmitía
absolutamente todo lo necesario para llevar a cabo este reto. Inmensa
implicación, grandísima capacidad de trabajo, máxima responsabilidad, y sobre
todo gran conocimiento de la mentalidad de sus paisanos, como no podía ser de
otro modo.
Ya se habían planificado todos y
cada uno de los pasos a seguir para la expansión en Francia tanto en cuestiones
legales como comerciales y de asistencia a ferias y exposiciones en este país
para dar a conocer el modelo de negocio y contactar con los primeros posibles
futuros franquiciados. Estaba todo absolutamente organizado pero, un día se
dieron cuenta de que faltaba una conexión importante para terminar de enlazar
el negocio que se ofrecía con el comienzo del mismo por parte de aquellos
nuevos franquiciados que aceptasen el reto, la formación. Todas las franquicias
ofrecen en su contrato una parte de formación, y en este caso el problema no
solo era el idioma sino también los conocimientos del negocio para
transmitirlos a los franceses, y no solo la parte teórica, que podía ser un
escollo sin importancia, sino la práctica, las cuestiones técnicas sobre la
inspección y clasificación de los cartuchos como aptos, no aptos, reciclados
válidos, reciclados no válidos, compatibles, marcas, modelos, referencias,
desperfectos admitidos, desperfectos no admitidos, con etiqueta, sin etiqueta,
con golpes o arañazos en el tubo fotoconductor, en los circuitos, con chip, sin
chip, con ventanilla transparente, con ventanilla opaca, varias marcas
clasificadas en una única referencia, cartuchos idénticos pero de diferentes
marcas por una simple diferencia de etiqueta o letra, etc, etc,…., una
auténtica locura en la que la Central no tenía absolutamente a nadie para
resolver. O el galo aprendía un trabajo y una experiencia de varios años
en una semana o buscaban otra solución.
Hasta encontrar esta solución el
programa de expansión, que inició su andadura en el verano de 2005, seguía su
curso normal, pues no esperaban obtener resultados tan a corto plazo. Cuando en
el otoño de ese mismo año apareció un emprendedor del noroeste de Francia
interesado realmente en el negocio y en la implantación de la franquicia en la
zona asignada, aún no se había resuelto el problema de la formación técnica.
Como en otras muchas ocasiones la
solución a los problemas se presenta por pura casualidad. Era sabido que los
franquiciados de Aragón y Tarragona dominaban el idioma francés, pero no tenían
unas instalaciones lo suficientemente preparadas como para realizar una
planificación de cursos que podía prolongarse en el tiempo. En una visita al
almacén central de la franquicia, que se encuentra a escasos 30 metros de las
instalaciones de la delegación de Castilla-León y Cantabria y a raíz del
programa de expansión por el país vecino, surge una conversación sobre este
tema y la experiencia laboral del responsable de esta zona, en sus años
anteriores con otro tipo de negocio que también tenía empresas anexas en
Francia. La pregunta por parte de uno de los propietarios no se hizo esperar,
lógicamente, apareció como un resorte:
-
¿sí ? ,
¿y cómo te comunicabas con los franceses?
-
Pues en francés, ¿cómo me voy a comunicar?
-
¡¡ ah !!,
¿ que tú hablas francés ?
-
Claro.
-
¿ Y cómo no me lo has dicho antes?
-
Porque no me lo habías preguntado.
-
Eres un pedazo de………….
Lo dijo con toda la satisfacción
que cabía en él. En ese mismo instante entendió que su problema de formación
técnica había quedado resuelto. Pero no dijo nada aún.
Al cabo de una semana, llamó por
teléfono al responsable de la zona de Castilla-León y Cantabria y le propuso
directamente que fuese el formador técnico para el desarrollo de la franquicia
en Francia.
Las instalaciones, la gestión, la
logística, la implicación y la predisposición estaban muy por encima del resto
de responsables de otras zonas. En algunos aspectos, incluso por encima de la
Central. En resumen, lo tenían todo para ser el sitio y el equipo humano
adecuados.
Aceptado el reto, el primer curso
fue para el noroeste de Francia, la zona de la Bretaña francesa.
Ha sido, sin duda el curso más
duro de todos, pues no en vano era el primero y además con una persona ya
entrada en años cuya mente, aunque abierta por su espíritu emprendedor, estaba
un poco lenta en conceptos tan nuevos como entender una parte técnica tan
extensa y con tantos modelos y pequeños detalles que continuamente se
incrementaban con otros nuevos modelos.
A pesar de todo es el que
recordamos con mayor afección, por lo entrañable y afable que era Mr. Gérard
Thominot y sus ganas de trabajar y aprender. Luego nos encontramos en la Expo
Franchise de París, al cabo de unos meses y pudimos charlar sobre la familia,
la Bretaña, el desarrollo del negocio, y recordar el curso de formación. Gran
persona Mr. Thominot.
Después llegaron más cursos y más
visitas de futuros candidatos. Tras un contacto inicial, solíamos recibir una
llamada en la delegación de nuestra zona para compartir experiencias con los
candidatos. Ellos nos preguntaban sobre el negocio y nosotros respondíamos con
argumentos reales, sin adornos, sin ser comerciales. La parte comercial se la
dejábamos al galo Olivier. Les contábamos lo bueno y lo menos bueno. Las
virtudes del negocio, pero también las dificultades. Si decidían al fin visitar
una franquicia tipo, se buscaba una fecha y recibíamos a los candidatos con
nuestro mejor ánimo y con un formato de visita estructurado, de manera que no
se nos olvidase absolutamente ninguno de los aspectos del negocio. Desde la
organización del almacén, hasta la organización de las recogidas y el cierre
mensual para el envío de mercancía al Almacén Central. Nosotros mostrábamos
nuestro modelo, después cada uno, sin salirse de la operativa básica, podía
adaptarlo a su zona o a su forma de entender una empresa o el negocio.
Así se pasaron tres años, entre
visitas, cursos de formación, llamadas telefónicas, asistencia técnica
posterior vía web, viajes a Madrid, asistencia a ferias de franquicias como las
de Marsella y París, y a seguir gestionando la propia franquicia. La franquicia
de Castilla-León y Cantabria se convirtió en un centro de formación y un
referente para los nuevos franquiciados durante todo este tiempo; incluso
después de esos tres años, se recibieron llamadas preguntando por la marcha del
negocio en épocas en las que los precios habían bajado considerablemente.
Esta situación no ha sido
exclusiva de los compañeros franceses, también los españoles han llamado en
numerosísimas ocasiones para pedir consejo, contar sus penas, pedir ayuda,
interesarse por el movimiento del almacén Central, etc, etc,…, realmente hemos sido
un referente en muchas cuestiones para muchos franquiciados, y esto para mí, es
un síntoma inequívoco de uno de los mayores errores que comete y ha cometido la
franquicia desde tiempos inmemoriales como es no solo la falta de comunicación
sino la forma en que se comunica, (como a los partidos políticos, el aparato de
comunicación no les funciona) además de una falta de confianza en los propios
gestores de la franquicia, los franquiciadores.
Al cabo de cuatro años, el
programa de expansión por territorio francés había concluido y las zonas se
estaban consolidando a buen ritmo. En ese momento recibimos una de las peores
noticias, no por ello no esperada, como era la marcha del galo Olivier. Había
terminado su trabajo y cumplido su objetivo, y como no podía ser de otro modo,
tarde o temprano tenía que volver a su París natal, donde tenía a su familia, a
su pareja, y donde sin duda tenía que retomar su vida. Realmente dejó muchos,
muchísimos amigos, un ejemplo imborrable como trabajador y un recuerdo entrañable
de amistad.
La implicación de la franquicia
mencionada en este desarrollo fue tal, que durante los años que duró, trabajó
más para el grupo, que para la propia franquicia, hasta tal punto que cuando se
retomó la actividad al 100%, y eso fue en octubre de 2007, se dieron cuenta de
que en ese momento algo no iba bien. Se había escapado una cantidad importante
de dinero en muy poco tiempo y tenían que analizar cómo había sido.
Ese fue el primer aviso de la
crisis que aún hoy en el año 2012 seguimos sufriendo y que a nosotros nos pilló
de lleno en noviembre de 2007. Si no pasábamos el corte tomando las decisiones
que había que tomar, la empresa podía desaparecer. Esto lo analizaremos en otro
apartado junto con la comparación de intereses de franquiciador y franquiciado
y su evolución a lo largo de la vida de la franquicia.
Para aquellos que tienen espíritu
emprendedor y ánimo suficiente para afrontar nuevos retos personales y
profesionales, esta etapa de desarrollo fue, sin duda, una oportunidad única de
aprender y crecer. Los que estuvimos implicados de lleno en esta aventura
trabajamos como nunca lo habíamos hecho. Me atrevo a decir que ninguno conocía
sus límites cuando terminó todo y nos quedó la sensación de que aún podíamos
con más. Creo que la clave estuvo más en la compenetración y buena conexión
entre los integrantes del grupo, que en el propio esfuerzo laboral. Lo decía en
otra entrega, cuando todos van en la misma dirección y buscan el mismo
objetivo, el trabajo se hace más cómodo, más divertido, más llevadero en los
peores momentos, encuentras mejores apoyos en los integrantes del grupo y te
ayudan cuando tú tienes un “bajón”, hasta que te recuperas. En definitiva, el
grupo no deja que se abran grietas y que cada vez sean más grandes, intenta
cerrar cada una de ellas para seguir centrado en los objetivos. Cuando algo
ajeno al proyecto o programa establecido desvía la atención de uno solo de los
integrantes de un grupo de trabajo, la armonía se ve afectada; estamos
desviando recursos a temas o cuestiones de forma que merman nuestras
capacidades colectivas y los desvían a capacidades individuales pero fuera del
grupo.
Podemos organizar un grupo de
forma que dispongamos de un retén inactivo que sea el que resuelva los
problemas externos o ajenos al trabajo programado, incluso los que se derivan
del propio proyecto. De este modo no desviamos la atención del equipo principal
y logramos mantener la atención del mismo al 100% en todo momento. Lógicamente
dependerá del tamaño del equipo, de la envergadura del proyecto, de los
recursos disponibles y de la cantidad de problemas previstos para crear esa
necesidad.
El último “coletazo” de expansión
de la franquicia se hizo en Lisboa. Ha sido el último curso realizado para la
asignación de una zona, y creo que será el último durante bastante tiempo.
Ahora mismo, la situación del mercado, en mi opinión, no aconseja expansión
alguna en ningún otro país, excepto probablemente en China donde, a pesar de
todo, la capacidad de consumo sigue siendo enorme. Pero creo que las dificultades
de implantación son tan grandes que por el momento no se plantea una cuestión
de este calibre.
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