Y a mí, ¿quién me rescata?
Hace ya 11 años que puse en marcha mi negocio. Desde entonces
hemos pasado por casi todo lo que uno pueda imaginar. En resumen, momentos
buenos, momentos mejores, momentos peores, momentos difíciles, momentos de
tranquilidad y respiro, y otros con no menos sobresaltos agradables y
desagradables. Para entonces habíamos reducido, desde noviembre del 2007 (estábamos
en julio de 2008), la plantilla de la empresa a la mitad, además de otros
recortes necesarios.
En ese mismo mes, me marché haciendo una aportación en
efectivo en la cuenta (por supuesto, salió de mi bolsillo), pues la situación
era complicada. Alguno pensará que no sería muy complicada si me fui de
vacaciones. Sí, era complicada, pero decidimos cerrar 15 días, dar vacaciones a
todo el personal, y reducir gastos fijos al menos en esos días.
A la vuelta, solo había transcurrido una semana, la situación
no había mejorado y la tensión era evidente. Cerramos el mes de julio con una
facturación pírrica, y sabíamos que los meses de agosto y septiembre serían aún
peor. Tuvimos la gran suerte de que la actividad se reducía a la nada para
nuestro sector y, al menos, podíamos plantear otro cierre de 15 días (segunda
quincena de agosto), y esperar a la recuperación de la actividad en el mes de
septiembre, en la esperanza de que la facturación nos diese un respiro. ¿cómo
costeamos los gastos fijos en ese tiempo?- muy fácil, nueva aportación
monetaria en la cuenta. Yo pensaba que si con lo que había inyectado en la
cuenta podíamos salvar la empresa, habría merecido la pena.
Llegó septiembre y parecía que, aunque lentamente, mis
previsiones se cumplían. Teníamos también un “colchoncito” guardado, que venía
de las recogidas de residuos de los meses de agosto y septiembre que, luego
facturaríamos a primeros de octubre; si los precios de venta eran buenos para
esas fechas, habríamos salvado el primer asalto. Los precios no fueron para dar
saltos de alegría, pero nos dieron un respiro al menos durante un mes más.
Por fortuna, el último trimestre del año siempre ha sido
bastante bueno en volumen de mercancía y en precios. Eso nos permitió,
recuperar una cierta tranquilidad y estabilizar la empresa y sobre todo la
menguada plantilla de trabajadores que habíamos conseguido mantener.
Ahora estamos en el 2012, mayo del 2012. La situación es peor
aún que entonces. Ayer mismo tuve que despedir a la única persona que tengo en
administración. Nos hemos quedado tres para hacer una cantidad de tareas tal,
que no sé cómo vamos a afrontar semejante cantidad de trabajo. Sobre todo en lo
que a logística se refiere. Tenemos que dar cobertura a todo el territorio de
Castilla y León, y Cantabria. Calculo que la situación actual del negocio sí da
para tres salarios ( y son salarios “mileuristas”), pero tendremos que realizar
un grandísimo esfuerzo para mantenerlo. Trabajo no nos va a faltar, claro que
no; una infraestructura que necesita al menos 5 personas para funcionar de
forma adecuada y que tienen que asumir tres, ya me dirán si no hay trabajo.
Otra cosa es la rentabilidad. Tanto esfuerzo para tan poco.
EL RESCATE
Hace dos días nos contaban en los medios de comunicación que
a Bankia, esa entidad conglomerada y engordada de cajas de ahorro en quiebra
con un enorme lastre de ladrillos sin vender y que se había convertido en la
mayor inmobiliaria de Europa, la iban a soltar no sé cuanta pasta ( se hablaba
de 7.000 millones de €, luego serán probablemente 10.000 o 15.000 millones de
euros oficiales y otros tantos encubiertos) porque si no el Sistema Financiero
se vería muy comprometido. Como Bankia están el resto de entidades financieras,
unas más y otras menos, pero están.
Como decía hace unos días en otra publicación, les van a
exigir la aplicación de 30.000 millones de euros en provisiones ( además de lo
que ya han provisionado) , para así, rebajar beneficios y aplazar, al menos de momento,
el pago del posible resultado por beneficios en el Impuesto de Sociedades, y si
no, pérdidas a compensar en futuros ejercicios). Financiación encubierta y “capote”
a la banca.
Les van a permitir desvincular los activos tóxicos
(ladrillo), de sus cuentas y de las entidades para “técnicamente” y de cara a
la galería, mostrar una imagen de fortaleza de la banca española de cara
al exterior y complacer a todos estos “mamones” de la Unión Europea que igual
que los políticos españoles, viven a costa de los demás, de forma que si las
nuevas entidades o empresas creadas a partir de esa ingente masa de pisos sin
vender quiebran, no se lleven por delante a la entidad financiera y de paso al
Sistema Financiero de nuestro País.
Mi negocio, mis dos trabajadores y yo, nos conformaríamos con
una ínfima parte de ayuda, para el rescate de una situación comprometida como
la que estamos pasando y que espero no se torne en preocupante.
No hemos cometido excesos, no hemos especulado con nuestro
dinero, hemos reinvertido todo lo que hemos sido capaces de ganar, no hemos
sido usureros, tenemos al día todos y cada uno de los pagos a la Seguridad
Social y Hacienda, pagamos puntualmente a nuestros proveedores a pesar de que
algunos clientes de la Administración pagan cuando les viene en gana (por
cierto que, un ayuntamiento que nos debe 4.000 € y que ya ha dicho que no tiene
dinero para pagar y probablemente lo haga en unos 8 meses, ya llevamos tres de
retraso, total 11 meses, ha soltado 30.000 € para un espectáculo taurino este
fin de semana en su localidad. Como decía un humorista conocido, “tócate los
huevos”), liquidamos nuestro IVA sin haber cobrado algunas de las facturas que
corresponden al trimestre, etc, etc,….
Yo me pregunto, …. , y a mí, ….. , ¿quién me rescata?
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