La zona
5º entrega
Un garaje da para mucho mientras
el volumen de unidades recogidas no es elevado. Una habitación de una casa
particular es igualmente aprovechable como oficina cuando no pasas muchas horas
en ella. Formar un palet de medida estándar europea con una altura de 2 metros,
tampoco es complicado (quizá subirlo a un camión si, si no dispones de los
medios adecuados).
Durante el primer mes nuestro volumen
y cierre de la primera entrega de mercancía fue de 300 unidades; escasa renta
pero suficiente para comprobar las posibilidades y el futuro que tenía la
franquicia.
Al cabo de tres meses estábamos
entregando 2.500 cartuchos que, a una media de 3,5 euros/cartucho, eran 8.750
€. Lógicamente a esto había que restar el royalti de franquicia y el resto de
gastos, pero en el tercer mes ya habíamos recuperado la mitad de la inversión
en nuestra primera zona de franquicia. Si nuestra aventura comenzó en noviembre
de 2001, en marzo se nos pasó por la cabeza adquirir una segunda zona adyacente
y de fácil acceso.
Las provincias que componían la
primera zona eran, Valladolid, Palencia, Segovia, y Avila. Nos hubiese gustado que Burgos
estuviera incluido, pero iba en otro paquete con Soria y Logroño. Así pues, la
opción más clara eran León, Zamora y Salamanca, que formaban la zona 9. Una
buena situación estratégica nos permitía desplazarnos a cada una de las
provincias y prestar nuestro servicio en el día.
Ahora teníamos dos problemas. El
espacio en el que trabajábamos se nos había quedado pequeño (2.500 cartuchos y
una organización adecuada ocupan mucho sitio; la necesidad de maquinaria ligera,
estanterías y una oficina más amplia, también). El segundo problema era tomar
la decisión de intentar crecer o quedarnos con una sola zona que, al cabo del
tiempo pensamos, sería escasa para nuestras aspiraciones. Dos inversiones
posibles al mismo tiempo. Una por necesidad y otra por ambición empresarial.
Siempre habíamos tomado las
decisiones de forma muy rápida. No queríamos que nadie se adelantase a nuestros
planes, y en vista de que al sexto mes de funcionamiento, ya habíamos
recuperado la inversión inicial, nos lanzamos a comprar, nuestra segunda zona
de franquicia. Fue uno de los mayores aciertos que tuvimos en un periodo tan
corto, y en el que todo iba tan deprisa que un error podía echarte fuera del
negocio. A esto se unía la casi nula experiencia empresarial de mi socio y mía.
Habíamos tenido bastantes vivencias en empresas muy diferentes y habíamos
ocupado puestos de responsabilidad, pero nunca habíamos sido empresarios. Creo
que una de nuestras ventajas fue que mi socio era un informático excelente; era
mucho más autodidacta que estudiante, y es ahí donde uno se gana su puesto y
aprende de verdad (por muchos títulos que tengas, si no tienes experiencia
laboral, no sirves de mucho)y por mi
parte, soy titulado en ciencias empresariales, tenía una sólida formación
fiscal y contable y 12 años de experiencia laboral en “auténticas escuelas de
traiciones”. Viendo y viviendo los defectos y virtudes de los demás, evitando
los primeros y aplicando los segundos pudimos controlar esta vorágine de
sucesos que en ocasiones nos superaban.
El cambio a un almacén más amplio
y estable fue obra de mi socio que, en una charla informal con un conocido, le
habló de unos “Viveros de empresas” que nuestra querida Diputación Provincial
de Valladolid había puesto en marcha con idea de incentivar el desarrollo en
zonas rurales con poca o nula industria, pero con buena comunicación con las
vías principales de transporte. Fue D. Alfonso Centeno Trigos, alcalde de
Olmedo y diputado provincial, el promotor de la misma, y al que estaremos eternamente
agradecidos por el apoyo en aquellos años iniciales.
Nos pusimos en contacto con la
Diputación Provincial y en un mes, una vez presentada la documentación
solicitada, nos adjudicaron una nave en el municipio de Olmedo (Valladolid), de
100 metros cuadrados, por un alquiler mensual de 110 €, en un complejo con
instalaciones comunes (salas de reunión, apoyo administrativo, etc…)
Entre el tercero y el quinto año
de funcionamiento se puede producir un momento crítico para una empresa.
Estabilización o cierre. La consolidación viene después. Habían pasado 6 meses,
y nuestro compromiso para con la Diputación era de tres años. Desde el 2002
hasta el 2005.
No sabíamos aún lo que íbamos a
vivir de ahora en adelante. Quizá al cabo de tres años, o antes, habíamos
cerrado. Probablemente, necesitáramos un espacio mayor, o quizás alguien nos comprase
nuestras dos zonas de franquicia y nos habíamos retirado de este mercado para
desarrollar otro negocio distinto. Por cierto, para entonces, ya teníamos siete
provincias a las que prestar el servicio de gestión de residuos de impresión, compramos
el segundo paquete, y la zona, en extensión, más grande del grupo. Un año
después nos anexionábamos Cantabria. Otro acierto más por las consecuencias y
la incidencia que ha tenido esta anexión en la empresa en el devenir de los
años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario