miércoles, 25 de julio de 2012

La franquicia, una experiencia en la red.

El trabajo diario

¿Cómo es y cómo ha sido la dinámica diaria en una franquicia de estas características y de este sector?
Lógicamente ha ido evolucionando a lo largo de los años en prácticamente todos los aspectos que podamos imaginar. Desde el equipo humano, lo más importante, hasta el intento de transformación del negocio para hacerlo más rentable, pasando por la logística, la calidad, el sistema administrativo, etc.
El volumen de negocio condiciona en buena parte la infraestructura necesaria para trabajar de una forma eficaz. A medida que aumentamos nuestra facturación, las necesidades de control son mayores, como normalmente también lo son las de personal, material y otros recursos y herramientas necesarias para trabajar. Es cierto que no en todos los negocios las necesidades son las mismas. A veces con el cambio de un ordenador por otro más potente es suficiente y no tienes que tocar nada más. Pero en un sector como el de los residuos y una empresa en la que una de las tareas que más tiempo lleva es la logística y la manipulación, el personal es importante. Como también lo es adaptar la plantilla de forma que seamos capaces de rentabilizar al máximo el número de empleados, sin dejar tiempos ociosos o sin desplazar a alguno de los componentes del equipo hasta el punto de que no sea necesario. Prescindir de un trabajador es un indicativo de muchas cosas, y nunca es agradable.
La parte administrativa es la más ingrata de todas pero la que más información aporta a la empresa para tomar decisiones, sobre todo la contable. Tener un buen control administrativo (control de la oficina y su relación con el exterior) es fundamental para el desarrollo posterior. Es, sin duda, la conexión más importante entre el interior y el exterior de nuestra empresa.
La parte comercial implica tener muy claro qué tipo de negocio estamos desarrollando o pretendemos desarrollar y trasladar esa misma idea a nuestros clientes o proveedores, sobre todo a los primeros, bien sea la prestación de un servicio o la venta de un producto. Transmitir bien la idea de lo que deseamos vender puede ser el 85% de la consecución de un cliente y algo más de la imagen de nuestra empresa. Para ello el personal que tiene asignada esa tarea debe de estar formado y enterado del mismo modo para comunicar los mismos conceptos, ventajas, inconvenientes, resolución de problemas, etc, etc,... Si tenemos varios comerciales y cada uno de ellos vende nuestro producto o servicio, no con diferentes argumentos, porque cada cliente es diferente y tenemos incluso que rechazar a alguno de ellos si vemos que nuestra oferta no resulta interesante para él o para nosotros, sino con diferentes conceptos básicos de lo que la empresa quiere trasladar al cliente final, el desorden y el caos que puede derivarse a la parte administrativa puede ser importante, además de la mala imagen que dejamos en cada una de nuestras visitas al cabo del tiempo.
La logística, como ya hemos dicho, en una zona tan extensa como la nuestra, Castilla y León y Cantabria (la más extensa de la franquicia), tiene que estar absolutamente organizada y coordinada con el almacén y la oficina, pues se trata de un trabajo muy laborioso en el transporte y recogida y muy minucioso en la inspección y clasificación de cada uno de los modelos de cartuchos, sobre todo los de tinta. Hay que tener en cuenta que si queremos alcanzar un alto nivel de calidad, como siempre hemos tenido, el esfuerzo mayor es la revisión y limpieza exhaustivas, uno por uno, de cada uno de los cartuchos.
Algunos franquiciados nunca lo han entendido de esta manera y así les ha ido y así, también, nos han llenado de múltiples problemas colaterales, que hemos ido sufriendo al cabo de los años todos y cada uno de los componentes de la franquicia. Como ya hemos dicho, si algo distingue a una franquicia es el modelo exclusivo e igual de funcionamiento.


Claro, que todo esto no puede tener éxito sin un equipo humano adecuado. Digo adecuado, y no digo "el mejor equipo humano".
Cuando planteamos la selección de personal para contratación en diferentes puestos de trabajo, lo más difícil que nos encontramos es "el encaje" de todos y cada uno de ellos. En otras palabras, que bien sean tres, cinco, ocho o quince, todos actúen de forma coordinada y que además tengan el ánimo suficiente de colaboración con la empresa, por supuesto, pero sobre todo con todos y cada uno de sus compañeros. Fuera del trabajo puede que no coman o tomen copas juntos, pero dentro del horario laboral hay que conseguir que se comporten como verdaderos compañeros.
Todo esto tiene su origen, por supuesto, en la persona que hace la selección, y realmente es muy complicado acertar a la primera. Cuando el grupo es pequeño, se puede controlar y acertar más o menos bien. Por mi experiencia, es a partir de 4 integrantes cuando comienzan las dificultades.
Lo cierto es que en estos 12 años, hemos tenido variaciones de plantilla por unas cuestiones o por otras, y no podemos decir que hayamos tenido problemas con el personal. Hemos llegado a ser ocho personas en plantilla y ahora mismo somos tres. Lo de ocho, eran otros tiempos.
A partir de cuatro personas se pueden formar grupos (o parejas), en definitiva disidencias por intereses muy diversos, la mayoría de ellos con uno común como es el dinero.


Siempre he sido partidario de anticiparme a una subida de salario cuando alguien ha demostrado en el tiempo que se lo merece, y no esperar a que me lo pidan, claro está, cuando las circunstancias lo permiten. Esto que para mi y algunos de los trabajadores que he tenido es tan evidente, hay gente que lo entiende de otro modo. Siempre está el típico trabajador que trabaja lo justo y de pronto hace un esfuerzo tremendo durante tres o cuatro días, o una semana, y al lunes siguiente te pide un aumento de salario. 
Dos situaciones: a) Concedemos el aumento.  b) No concedemos el aumento.
En el primer caso, el trabajador se siente contento por haber conseguido su objetivo, pero la situación siguiente va a ser otra semana de trabajo y esfuerzo, para después volver a las andadas.
Si no concedemos el aumento, el trabajador se va a cabrear y no solo volverá a las andadas sino que medirá su esfuerzo lo suficiente como para trabajar exactamente lo que le pagan, y si puede compromete y "malmete" al resto. Pero solo a los que ve vulnerables. En otras palabras, "alborota el gallinero".
Creo que un trabajador de este tipo no interesa, no está a gusto ni el trabajador ni el empresario. Por tanto, lo mejor en estos casos es finalizar la relación laboral de la mejor forma posible.


Hay tantos tipos de trabajadores como gente trabajando, pero me gusta poner un ejemplo como es el de aquél que controla continuamente su reloj para hacer exactamente su horario o controlar la "hora del bocadillo". Por lo general suele ser un buen trabajador, pero transmite muy malas sensaciones al resto del grupo. No es un buen ejemplo tener el almacén sin colocar o limpiar, por ejemplo, y cuando llega la hora de irse a casa marcharse y dejar allí al resto de compañeros haciendo un trabajo que no dura más de 5 minutos. Desde luego que no le van a mirar con muy buenos ojos. Además, suele ser el último en comenzar a trabajar y el primero en salir.
Yo siempre recordaba en otros tiempos que se comenzaba a trabajar a la hora y se terminaba de trabajar a la hora. No me vale el concepto de llegar a la hora y marcharse a la hora. Entre los dos conceptos puede haber aproximadamente una diferencia de 50 minutos semanales (si contamos 5 minutos desde que llega un trabajador a su puesto de trabajo y se pone en marcha, y otros 5 - suelen ser más - desde que comienza a recoger y se va). Eso suponen 200 minutos al mes (contando meses de 4 semanas). Si tenemos en cuenta que el año tiene 52 semanas y 4 son de vacaciones, eso son 48 semanas, que a 50 minutos de "preparación" y "recogida" suponen 2.600 minutos sin trabajo efectivo, es decir, más de 43 horas que un trabajador cobra por no hacer nada. 


Me interesa el trabajador que se pone a "piñón fijo", se preocupa por la empresa, no mira el reloj, le tienes que echar del almacén o la oficina porque nunca ve terminado el trabajo, etc, etc,... A este tipo de trabajador es al que hay que subir el salario sin que lo pida, o darle días de descanso, también sin pedirlos; o no negarle, faltaría más, los días que necesite por asuntos propios, sin mirar el convenio o el estatuto de los trabajadores.


En nuestra empresa hemos tenido, en general, buen ojo para las contrataciones, de hecho, solamente hemos despedido personal en situaciones como la actual, por necesidad, o no hemos renovado, por ser trabajos temporales; otros se han ido por decisión propia. Supongo que como en la mayoría de las empresas en las que prima un ambiente cordial.


En nuestra delegación el día a día es duro, muy duro (como en muchas otras empresas. Esto no es exclusivo de nuestro sector). Si además tenemos en cuenta que un trabajo que necesita al menos una plantilla de 5 personas para tener todo controlado, lo hacen solamente tres, os podéis imaginar.
Hacemos muchos kilómetros en nuestra labor mensual de recogidas y nos deslomamos en la limpieza, inspección, clasificación, embalaje de cartuchos y preparación de palets. Estamos hablando de más de 10.000 cartuchos mensuales, válidos y rechazables.
Coordinamos las salidas y el trabajo de almacén para no dar lugar a la rutina (aunque con solamente dos personas en almacén y recogidas ésta no aparece). Aunque el objetivo es no "quemarnos" ni en los viajes ni en el almacén. Cualquiera de las dos tareas pasa factura si estás más de una semana seguida haciendo solo una de ellas. 
Para evitar este desgaste psicológico, puesto que el físico se lleva mejor, intercalamos ambos trabajos en días alternos, de forma que nunca estamos más de dos días seguidos en uno de ellos.
Cuando he tenido que seleccionar personal para el almacén, además de trabajo, ofrecía turismo gratuito por Castilla y León, y Cantabria. Lo cierto es que al principio, en alguno de los viajes, hemos descubierto lugares espectaculares (esto os puede dar una idea de por dónde nos movemos). Nuestras rutas no son solamente a las capitales de provincia, ni mucho menos, recorremos todo el Bierzo, por ejemplo, y cuando digo El Bierzo, estoy hablando de monte cerrado, de espesura de bosques, y de carreteras de montaña por donde apenas pasa un vehículo, la fantástica Sierra salmantina de Francia, Candeleda y Arenas de San Pedro, La Sierra de Segovia con Riaza,  Navafría y ya bajando Sepúlveda, Mombeltrán y el Puerto del Pico en Avila; y qué deciros de Cantabria, ahí si que hay montaña. Esta zona es especialmente interesante en invierno y con nevadas.
Bien, pero esto, tú solo, con una furgoneta y a 80/100 Km/h, no te da tiempo a contemplar mucho el paisaje. En ocasiones nos permitimos la licencia de parar aunque solo sean cinco minutos y estirar las piernas, y ahí es cuando contemplamos el paisaje.


Saliendo de casa, en bastantes rutas, a las 6 de la mañana y volviendo a casa entre las 5 y las 6 de la tarde, pensad en los kilómetros que podemos hacer. Las más largas están en los 700 Km, y de ahí vamos bajando hacia los 600, 500, 450, 300, y la más corta que es la de Valladolid, lógicamente, pero que aún estando en casa, podemos hacer del orden de 50 Km, cuando la ruta es completa. Claro, cuando estás acostumbrado a una media de 450/500 Km/viaje, 50 Km. te parecen un paseo.


Tenemos una máxima, y es que cuando una ha terminado su ruta, puede irse a casa sin más. Ya descargará al día siguiente en el almacén. Puede terminar a las 12 de la mañana, o a las tres de la tarde. Las recogidas hay que completarlas y cuanto antes acabes, antes te vas a casa. Bastante duro es levantarte a las 6 de la mañana y hacerte 500 ó 600 Km en solitario.


Cuando llegamos al almacén, toda nuestra labor se concentra en la inspección, clasificación y embalaje de cartuchos vacíos, tanto láser como de tinta. Su tratamiento es diferente, si bien la base es la misma.
Para conseguir un nivel de calidad como el nuestro es necesario ser muy meticuloso y tener las cosas claras. Eso pasa por tener una formación técnica tan extensa y con tanta experiencia como hemos conseguido en estos años. No es un trabajo que se aprenda de un día para otro. Además, el tema se complica con la identificación de todos y cada uno de los modelos, si no, ¿cómo clasificamos?. Cuando el cartucho tiene una etiqueta, el problema es menor, pero cuando es reciclado y no lleva etiqueta, la clasificación puede complicarse bastante.
En cuanto a láser se refiere, los pasamos un trapo para quitar el polvo de toner y comprobamos roturas o fallos en el tubo fotoconductor, uno por uno, desechamos aquellos que no sirven para reciclado (residuo puro y duro), que depositamos en contenedores para su posterior destrucción, separamos el cartón, el plástico, los componentes electrónicos, los cartuchos o tubos de fotocopiadora de aquellos que son de impresora, los clasificamos por modelos, registramos el inventario de cada uno de nuestros proveedores, y cuando tenemos el láser terminado, pasamos a la tinta.
La tinta es lo más pesado que os podáis imaginar. Nos dotamos de un trapo que previamente humedecemos con agua, y uno por uno limpiamos todos y cada uno de los cartuchos de tinta que recogemos (excepto aquellos que en la primera inspección visual rechazamos por no ser válidos). La limpieza en estos cartuchos es importantísima, sobre todo en la zona del circuito de la tinta. Una vez limpios, revisamos toda la carcasa y el circuito buscando imperfecciones, en ocasiones minúsculas, apenas se ven, para rechazar o aceptar el cartucho. También se les pasa un test eléctrico para comprobar la fiabilidad del circuito eléctrico del mismo.Conviene descansar al cabo de unos 150 cartuchos revisados; Llega un momento en el que no eres capaz de ver algunos de los múltiples defectos que se pueden encontrar en un cartucho de tinta. Haces otra actividad durante unos minutos, y vuelves  "al tajo". 
Todos los meses tenemos que realizar un cierre para entrega de mercancía a nuestra central, que viene condicionado por los modelos que ellos aceptan, "según condiciones de mercado". Últimamente las condiciones de mercado no son el único filtro para aceptar unos o rechazar otros temporalmente. Desde hace un par de años, más o menos, nuestros almacenes se han visto desbordados por modelos que se han paralizado en las rotaciones habituales, de modo que tenemos una buena parte de nuestro stock sin rotación alguna.
Una vez entregada la mercancía, iniciamos un nuevo ciclo mensual. 


Siempre comentamos la impresión que hemos tenido de la ruta de ese día para sacar las conclusiones más provechosas y adivinar o anticiparnos a posibles problemas u oportunidades que se pueden presentar. O simplemente adecuar la ruta a intervalos más largos dentro del calendario semestral prefijado. Uno de los datos más importantes es la evolución que vemos en cada uno de los proveedores que, además del seguimiento del registro de modelos y cantidades en cada una de las recogidas, tenemos también la impresión, in situ, de la evolución y situación de cada uno de ellos.
Personalmente, en el trato con los proveedores, lo más molesto es que después de 12 años, seguimos con las mismas "cantinelas" sobre los precios, los cartuchos rechazables, el cartón, las tarifas de otras empresas, etc, etc...
Sé que esto ya se ha comentado, pero hasta tal punto es incómodo que he creído conveniente recordarlo en esta entrega.


Como en todos los negocios, encuentras clientes y proveedores de toda condición. El honrado, el listillo que te la quiere colar, el que se hace el tonto, el que se hace el despistado, el que echa la culpa al que no está, el que echa la culpa a los del mantenimiento de la máquina, el que se hace el simpático y te la cuela, el inconformista, el que solo quiere que le quites aquellos residuos de la tienda y le da igual si le pagas o no, el que se va con otra empresa porque un día se cabrea, el mismo que vuelve con las "orejas gachas" porque la otra empresa le ha engañado o no es lo que él creía (normalmente este vuelve, claro, pero pagando). En fin, que tenemos un muestrario muy animado.


Solo hay un mes en el que descansamos para la labor de cierre, el de agosto. Esto tiene un problema como es que en ese mes no facturamos. Puede compensar que en septiembre podríamos facturar el doble pero, como la actividad se ve reducida a la nada, lo de duplicar facturación en septiembre solo es un sueño.
¿podemos vivir solo de un negocio? Evidentemente no. Nos acompañamos de la distribución de consumibles originales para impresoras, de material de oficina, de gestión de residuos, de la venta del cartón que separamos en las inspecciones, de venta de mobiliario, de componentes informáticos y electrónicos, somos también servicio técnico oficial de Lexmark, y si soy sincero, de todo aquello que nos pidan, deje dinero y lo podamos vender.
Está todo tan saturado que cuanto más amplio sea el abanico de ofertas, mucho mejor. Pero al igual que en los restaurantes, tenemos una especialidad,..., los cartuchos vacíos.


La oficina, que no es otra cosa que el control administrativo, es el alma de la empresa. Por ella pasan todos y cada uno de los movimientos del personal, de los vehículos, del dinero, de los comerciales, del transporte externo (subcontratación), de la mercancía, etc, etc.
No tengo la menor duda de que es el trabajo más ingrato y por ello el menos agradecido. Pero todo el mundo se acuerda de la administración cuando tiene algún problema; salarios, facturas, pedidos, cobros, pagos, rutas, clientes, proveedores, y todo cuanto se os pueda ocurrir. Todos pasamos por la oficina o llamamos por teléfono, si estamos fuera, al menos una vez al día. Desde luego, toda esa información, si está bien canalizada y ordenada, aporta una capacidad de decisión importantísima, precisamente por la cantidad de datos que nos suministra. Las decisiones de financiación, bien medidas por supuesto, nacen de parte de los datos mencionados, la organización de rutas, nace también de una buena base de datos de nuestros proveedores, y dentro de una ruta, la decisión de seguir con ella o no, rentabilidad, nos la da también, el registro administrativo. En definitiva, es la más importante, probablemente, y es a la que menos caso hacemos.


Durante el ciclo mensual, tenemos pocos días de una moderada tranquilidad. Ahora que tenemos una plantilla de tres personas, menos aún. Pero cuando tenemos ese día, lo aprovechamos al máximo para hacer las tareas de "segundo plano" y que no son tan urgentes, con lo cual, es un día más tranquilo pero también estamos ocupados durante toda la jornada laboral.


En relación con esta situación, durante el año hacemos un horario partido, excepto en los meses de julio y agosto, en los que la actividad baja de una manera alarmante, y desde el año 2009 hemos podido hacer jornada continua, que agradecemos enormemente. A pesar de todo, tenemos que seguir dando servicio. Solemos cerrar durante la segunda quincena de agosto, más que nada por coger vacaciones, porque de lo contrario, desde ese mismo año 2009, no sabemos lo que son unas verdaderas vacaciones.


El ambiente de trabajo es extraordinario. No hay presiones, que seguramente sea uno de los aspectos más incómodos del mundo laboral. Cada uno conoce su trabajo y él mismo se pone la presión que crea oportuna. Lo importante, y todos lo saben, es que el trabajo esté hecho al final de cada ciclo mensual. Importante, nadie mira el reloj, ni la ruta que le toca. Tenga 120 Km, ó 500. Ahora somos tres en plantilla, pero cuando hemos sido 5 ó 6, siempre ha sido de este modo. En líneas generales, he tenido suerte en la contratación de personal.
Para terminar, solo una puntualización, y es que en el día a día, toca relacionarse con la central, pero esto será contenido para otra entrega.

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