miércoles, 2 de mayo de 2012


LA FRANQUICIA, UNA EXPERIENCIA UNICA.
(Segunda entrega)


Cuando pensaba que ya no podía vivir más experiencias como esta, puse mis conocimientos (muchos o pocos) y mis capacidades laborales y de gestión al servicio de una gestora de empresas de máquinas recreativas, cuyas delegaciones se repartían por el territorio nacional, Portugal y Francia. Mi equipo y yo nos encargábamos de "fiscalizar" a cada una de las delegaciones/empresas del grupo. Al menos lo intentábamos, pues las trabas que encontrábamos a cada paso eran muchas; pero las traiciones, que eran más aún, venían desde todos los lados. Lógicamente no éramos bien recibidos, pues, en resumen, nuestro trabajo consistía en controlar a los gerentes de cada una de las empresas, y ese tipo de "compañero" no está bien visto en un ambiente laboral; además, nosotros no "nos cortábamos un pelo". Nos pagaban para ello. Tengo que decir que contábamos con el apoyo de la dirección que, dicho sea de paso, siempre fueron unos caballeros, y se portaron con nosotros de forma extraordinariamente educada, tanto en el ámbito laboral y profesional, como en el personal. Pero una figura como ésta, poco podía durar entre tanto recelo y, al cabo de dos años, tuvieron que cerrar la gestora por la falta de los fondos que mensualmente tenían que entregar cada una de las delegaciones. Esta fue la declaración de guerra definitiva, se negaron a pagar. Lógico por otra parte, pues a pesar de que la idea era buena en sus orígenes, el despliegue de medios tenía un coste elevado, no solo por nuestra oficina gestora, sino también por otro conjunto de asesoramientos profesionales, cuyas minutas pasaban por nosotros, al tiempo que las repercutíamos en la factura mensual para el mantenimiento de La Oficina.
Y en esta tesitura, nos vimos en la calle, con 37 años y nada que llevarnos al bolsillo.
Desde que finalicé mis estudios (Universidad de Valladolid - Empresa- 1990 ), siempre tuve la inquietud ( muy sana al cabo de los años ) de ser independiente. La primera idea fue una asesoría fiscal y laboral, muy de moda por aquella época. No tenía medios ni experiencia, así que me decanté por aprender primero, e independizarme después.
Pasaron 11 años hasta que ocurrió lo que os he descrito antes, y resurgiera el sentimiento empresarial que siempre me había perseguido. Simplemente era el momento.
Así pues, en el año 2011, el que luego sería mi socio, y yo, visitamos la feria de franquicias en Madrid, en abril de ese mismo año, y mira por dónde, encontramos un negocio absolutamente en pañales, con un mercado, no solo por ganar, sino por crear, y con una inversión mínima, que encajaba perfectamente con los fondos de los que disponíamos, que eran exactamente la capitalización de nuestro subsidio de desempleo por los años que habíamos trabajado. No teníamos un duro, no teníamos nada que perder y mucho que ganar, no teníamos trabajo, y no queríamos trabajar para nadie que no fuéramos nosotros mismos. Si nos arruinábamos, quedábamos como al principio. Vale, sin la capitalización del paro; pero sin trabajo y sin dinero. En mi cuenta solo había 64.000 pts.
Una vez que estudiamos las posibilidades de desarrollar el negocio y ganarnos la vida como empresarios, decidimos que a partir de ese mismo instante entraríamos en un negocio de franquicia
Después de entrevistarnos un viernes del mes de julio en Madrid, más en profundidad con los dueños de la Franquicia, acordamos dos días para reflexionar y dar una respuesta. Eso sería el lunes siguiente. El fin de semana fue inquietante.

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